Una Odisea de dolor y revelación
El monstruo me visitó y me dejó tendido en la desolada tierra de los hospitales. Solo fue la bienvenida a un infierno que duró dos años y veintiocho días.
El monstruo me visitó y me dejó tendido en la desolada tierra de los hospitales. Solo fue la bienvenida a un infierno que duró dos años y veintiocho días.
Somos hijos de aquellos que, con valentı́a, miraron al abismo y eligieron caminar hacia la luz. Y ahora, en nuestros hombros, recae la responsabilidad de preservar su legado, de ser la voz de aquellos que ya no pueden alzarla.
Los lobos pueden disfrazarse de ovejas, pero el faro siempre ilumina la oscuridad.
¿Quiénes deseábamos ser antes de convertirnos en adultos?
Ultimas entradas