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La Amistad: El Baile entre el Faro y el Lobo

amistad, Reflexión Personal

Los lobos pueden disfrazarse de ovejas, pero el faro siempre ilumina la oscuridad.

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En el tablero de ajedrez de la vida, donde las decisiones que tomamos nos definen, uno de los movimientos más estratégicos y delicados es la elección de nuestras amistades. En esta danza emocional, surgen preguntas que buscan respuestas en el profundo abismo de nuestra alma.

¿Alguna vez te has parado a pensar si has elegido bien a tus camaradas? ¿mo distinguir a los que son faros en tu vida de los que, disfrazados de amigos, no son más que lobos esperando el momento de devorarte?

Recuerdo un viejo adagio que dice que somos la suma de las cinco personas con las que más tiempo pasamos.

Te detengo aquı́, ¿quiénes son esas cinco personas en tu vida? Dejaremos ese enigma para otro dı́a, hoy toca desentrañar qdebe tener una persona para que le demos el rango de «amigo».

Vayamos por partes. Un auténtico amigo es ese que sabe escucharte cuando las noticias son más negras que el abismo, ese que no te remata cuando estás herido, sino que te tiende la mano y comparte tu dolor, lejos de los consejos de pacotilla que pululan por doquier.

El segundo requisito es igual de curioso, pero crucial: un amigo es alguien que festeja tus victorias, no como un rival, sino como un compañero de batalla. Aquel que no intenta ensombrecer tus logros con hazañas pasadas, sino que celebra contigo cada uno de tus avances.

El lúcido Jordan Peterson, ese psicólogo y escritor que no se anda con rodeos, sostiene que deberı́as alejarte de aquellos que no cumplen estos requisitos. Y yo añadirı́a que la elección de tus amigos debe ser un acto reflexivo y cuidadoso, como quien elige a su tripulación para un largo viaje.

¿Pero mo podemos reconocer a aquellos que realmente nos quieren ver izando la bandera de la victoria?

Lo primero es saber que hay que tener un especial cuidado, no todo es un camino de rosas. Evita a aquellos que lo desean arrastrarte a su pantano de resentimiento. Amistades que, a simple vista, pueden parecer un puerto seguro, pero que con el tiempo se convierten en arenas movedizas que te alejan de tu mejor versión.

Y sı́, todos conocemos a un amigo que espasando por la noche más oscura . En estos casos, nuestro deber es escucharle y cooperar con él para un futuro mejor. Pero si persiste en su autodestrucción, quizás sea hora de decir: «Ahı́ te quedas con tu miseria». A veces, es necesario soltar el lastre para no hundirnos todos. Recuerda que no puedes ayudar a alguien que no quiere ser ayudado.

En esta maratón de la vida que corremos, donde cada paso que damos es un trazo más en el lienzo de nuestra existencia, debemos recordar que no estamos solos en esta carrera. A nuestro lado, siempre existen aquellos que escogemos para compartir el peso de nuestras cargas y los frutos de nuestros éxitos. Pero cada elección es una balanza delicada entre el apoyo y el drenaje , el amor y el resentimiento, el faro y el lobo.

Las amistades que escogemos son reflejos de nuestra identidad y espejos de nuestra alma. Nos muestran tanto lo mejor como lo peor de nosotros mismos, nos guían y nos retan, nos aplauden y nos confrontan. Pero no todos los que se acercan con una sonrisa son verdaderos amigos, y el discernimiento se convierte en nuestra brújula más fiable.

Somos la suma de las cinco personas con las que más tiempo pasamos, pero ¿quiénes son esas cinco personas en tu vida?


¿Son faros o lobos? La elección de nuestros compañeros de vida no es un acto insignificante, sino una decisión que requiere reflexión, valor y honestidad.

En el final de cuentas, cada uno de nosotros tiene el poder y la responsabilidad de escoger a aquellos con quienes compartimos nuestra travesı́a por la vida. Ası́ que, compañero de ruta, te pregunto:
¿Has elegido bien a tus camaradas?

¿O es hora de reevaluar y ajustar el rumbo?

Recuerda, una vida bien vivida es aquella en la que las personas que te rodean no lo comparten tu camino, sino que te ayudan a iluminar tu senda. En esta danza de la vida, elige bien tus compañeros de baile. Después de todo, los lobos pueden disfrazarse de ovejas, pero el faro siempre ilumina la oscuridad.

Atrévete a dudar.

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