En la vastedad del firmamento, la Estrella Polar se mantiene inmutable, un faro de constancia en medio del eterno baile de las estrellas. Ası́ es el líder virtuoso, un punto fijo en el caos.

¿mo, os preguntaré is, se logra tal hazaña?
Es una tarea imposible, sin duda. Requiere que uno se convierta en un benefactor de la sociedad, en alguien en quien la gente pueda depositar su confianza.

Las decisiones de un líder deben ser las que moldeen una sociedad mejor, decisiones que la sociedad acepte y quiera poner en práctica. Dejando a un lado las ideologı́as y aquellos que votan por el color del panfleto, hay ciertos individuos que superan ese espectro.

Un ejemplo de ello es John F. Kennedy.

A pesar de las diferencias políticas, los americanos siguen conmemorando su figura y muchos otros lo estudiamos para intentar entender qle hizo un a persona no solo carismática, sino que, a pesar de sus errores, como cualquier otro humano, la gente querı́a seguir sus decisiones.

Aquı́ radica la diferencia entre un líder y la máscara principal de un partido político o ideológico. Los líderes no dirigen en base a una plataforma política. Más bien se basan en la sociedad, en la época y sobre todo en su visión.

Un dirigente es capaz de integrar el pasado de su pueblo con el futuro que presenta su visión y todo esto representarlo en su persona y acciones. Por tanto, el dirigente tiene que entender mo funciona su sociedad, en la época en la que se encuentra y sobre todo conocerse a sı́ mismo.

De esta manera entenderá su visión y la aplicación que tiene sobre la sociedad.

Como siempre insisto, todo comienza con una chispa, un destello de inspira ción en el corazón de un individuo. Imagina un bosque, vasto y frondoso, un mar de verde que se extiende hasta donde alcanza la vista. Pero recuerda, ese majestuoso bosque comenzó con una simple hoja, un brote solitario que se atrevió a emerger del suelo.

Ası́ es con los líderes.

Cada gran dirigente, cada figura que ha dejado su huella en la historia, comenzó como un don nadie. Eran personas comunes, con sueños y esperanzas, con miedos y dudas. Pero en su interior ardı́a una visión, una idea que se convirtió en la disciplina que los llea convertirse en líderes.

No obstante, lo más importante de un líder no es su título, ni su posición, ni el poder que pueda ejercer. Lo más importante es su esencia, su humanidad, su capacidad para inspirar y motivar a otros.

Esto es crucial, porque sin esa esencia, sin esa chispa de humanidad, uno corre el riesgo de convertirse en una mera figura pública, un rostro en la televisión, un nombre en los titulares, vacı́o de significado y propósito.

Por tanto, recordemos siempre que el liderazgo no se trata de poder o prestigio, sino de personas. Se trata de inspirar a otros a ser la mejor versión de sı́ mismos, de guiar con el ejemplo y de servir con humildad y dedicación.

orque al final del dı́a, un líder es simplemente una persona que ha decidido marcar la diferencia en el mundo, una persona que ha decidido ser esa primera hoja en el bosque.

Antes de ser un líder tienes que ser buena persona, buen amigo, buen esposo o buen padre. Los dirigentes no son los salvadores, son solo una luz en la cual la sociedad puede arrojar su esperanza. Son aquellos que intentan mostrar su mejor expresión de la humanidad.

Esto es muy distinto a los políticos que se proclaman nuestros salvadores.

Planteamiento erróneo.

Los que aspiráis a ser líderes: buscad ser la Estrella Polar de vuestro entorno. Intentad ser una luz tan intensa que ni vuestros enemigos quieran recriminar, sino que prefieren intentar rotar alrededor vuestro. No aspiréis a ser como nuestros políticos.

El dirigente no se preocupa de la decoración que ofrece serlo. Se centra en sı́ mismo. En demostrarse que es la persona indicada para dirigir una sociedad. Gestionar un paı́s es algo muy complejo, aunque nuestros políticos nos hagan creer que cualquiera puede hacerlo.

Lo peor de todo es que lo toleramos.

Toleramos que nuestros líderes no sean las personas más competentes del paı́s. Llegar a ser líder requiere mucha responsabilidad y competencia para poder responder a ella.

Las personas que manejan millones de euros de uan sociedad tienen que haber trabajado y sobre todo haber dirigido otras situaciones donde el grado de responsabilidad vaya aumentando con el paso del tiempo. Antes de poder correr una maratón tienes que aprender a andar.

Esto es algo obvio y que pocos de nuestros políticos lo han hecho. Como dice más de un pesimista, un político es aquel que no ha triunfado en el sector privado ni ha obtenido una mísera plaza en el funcionariado.

Parece que como sociedad lo hemos aceptado, hemos aceptado que la gran mayorı́a de nuestros políticos sean mediocres. Nos encontramos en un punto donde con el mero hecho de que el partido no sea corrupto ya destaca.

Pero bueno, lector, como dicen algunas malas lenguas: los políticos son el reflejo de la sociedad.

Castigamos a los corruptos, pero ¿es suficiente? Es cierto que en política lo más probable es que te corrompas, pero no me es excusa suficiente para decir que un político es un líder por el mero hecho de no corromperse.

No hay que olvidar que el Estado no produce, solo distribuye. Los políticos no producen, solo distribuyen.
¿mo puedes determinar una distribución irresponsable?

Desde mi ignorancia, yo creo que hay una brecha considerable entre la corrupción y la irresponsabilidad de una mala distribución. Es muy difícil gobernar, somos muchos y cada uno de nosotros únicos.

Producimos muchos recursos traducidos en millones y millones. Distribuir eso de una manera efectiva es prácticamente imposible, supongo que para ello necesitamos a los mejo res de los mejores para dirigir la sociedad. Necesitamos líderes, no políticos .

Necesitamos má s Kennedys y menos Antonios.

Atrévete a dudar

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