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Trasciende tu sufrimiento

Autoconocimiento, cristianismo

¿Podrı́a ser, acaso, simple coincidencia que aquel destinado a liberar el mundo de su sufrimiento, tuviera la más amarga de las crucifixiones, y padeciera una tortura sin igual?

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No doy comienzo a esta narración, si no es para sumergirte en una reflexión profunda y entregar a tu discernimiento un enigma, al parecer, de naturaleza divina.
¿Podrı́a ser, acaso, simple coincidencia que aquel destinado a liberar el mundo de su sufrimiento, tuviera la más amarga de las crucifixiones, y padeciera una tortura sin igual?

Observa, pues, mo antes de entregar su aliento final, el Cristo atravesó cada umbral infernal existente; mas aún, soportó la daga punzante de la traición a manos de sus más fieles apóstoles.

En aquel instante cuando la humanidad ansiaba su sacrificio, aquel círculo de confianza que una vez le rodeó , se desvaneció en el aire, abandonándole en su hora má s oscura.

Te aseguro, mi estimado lector, que no existe infierno más cruel ni tormento más profundo que la traición. Sin embargo, aún a pesar de este desamparo, él se entregó al sacrificio por amor a la humanidad.

No consideres estos pensamientos como meros garabatos en un papel, ni los tomes como una creación literaria. En su lugar, ve en ellos una manifestación metafı́sica, una pintura viva de lo sublime y lo divino.

Aunque recuerda a Carl Jung, ninguna hoja de un árbol toca el cielo si sus raíces no llegan al infierno.

No es coincidencia que el símbolo de la religión que funla sociedad europea occidental, una de las más prósperas, sea una cruz, implicando en dicho símbolo un trasfondo superior a nuestra comprensión.

En este incesante devenir que llamamos vida, uno puede observar una verdad implacable, desnuda en su crudeza, fulgurante en su claridad: nuestra existencia se traduce en un constante sacrificio.

No se trata, mi estimado lector, de si el sacrificio es una opción o una elección que puedes obviar, un camino que puedes o no transitar. No. Tal pensamiento es tan vago como el eco de un grito en el vacı́o.

Lo verdaderamente esencial, lo que realmente nos define, no es si decides ofrecer un sacrificio a tu futuro o te niegas a hacerlo.

La cuestión que en verdad deberı́a arder en nuestras almas como un faro en la noche, es: ¿qtipo de sacrificio estás dispuesto a ofrecer?

¿Seun sacrificio noble, valiente, lleno de coraje y determinación, aquel que permita el crecimiento y la evolución de tu ser?

¿O acaso seun sacrificio vacı́o, una ofrenda inútil a un futuro que no conseguirá sino repetir los errores del pasado?

Somos nosotros, los sacrificios que hacemos y las decisiones que tomamos, los verdaderos arquitectos de nuestro destino.


Desde una comida para un pobre hasta fumarte un cigarro,
ambos son sacrificios, pero con resultados diferentes.

Lo que representa la idea de la crucifixión es que el mundo es muy injusto y eslleno de sufrimiento. No tengas duda de que puedes quejarte perfectamente de tal injusticia y estar resentido por las condiciones que te ha ofrecido la vida, las cuales no son perfectas y están rodeadas de problemas constantes.

Tú, al igual que todos los lectores, no eres especial en este aspecto.

Es cierto que también puedes hacer como Jesucristo y decidir llevar tu cruz hacia el Monte del Destino. Incluso puedes intentar ser una buena persona y tratar de reducir ese sufrimiento.

Solo tienes que observar un poco la historia para ver que mucha gente ha sido capaz de cometer las mayores atrocidades posibles. Y la cuestión es: ¿Tienen motivos para hacer tanta maldad? Claro que sı́, hay gente que ha sufrido mucho en esta vida, solo encuentran resentimiento en ella y eso es normal.

La vida es sufrimiento y no hay que culpar ni mirar por encima del hombro a aquellos que están consumidos por el resentimiento, la envidia o la venganza.

Es normal que la gente se queje y esresentida, existen miles y miles de motivos para caer en el rol de víctima.

Sin embargo, actúa de esta manera durante unos meses y fíjate en qtipo de persona te has convertido. Todo aquello de lo que te estás quejando y culpando a fuerzas exteriores por tus desgracias solo consigue empeorar las cosas diez veces más.

De aquı́ viene la idea de que el infierno es un pozo sin fondo, es decir, que cualquiera de nosotros puede hacer que el infierno en el que vivimos sea incluso peor que la propia muerte.

Aun ası́, también puedes intentar reducir ese sufrimiento y hacer que tu infierno sea más llevadero. Pero antes de querer enfrentarte a la maldad, la tragedia e injusticias del mundo, empieza con un poco de humildad.

Inicia, mi querido lector, el viaje con un paso introspectivo, un peregrinaje hacia tu propio yo. No busques en la vastedad del mundo lo que aún no has descubierto en tu propia alma. Arregla las fisuras de tu interior, esa tarea que parece titánica y no obstante, resulta indispensable.

Siempre hay margen para la mejora, siempre hay un rinconcito en el que la luz puede irradiar con más intensidad. Solo tienes que estar dispuesto a aceptar la humilde realidad de tu ignorancia y fragilidad, y te prometo, encontrarás esos puntos oscuros, esos recovecos ocultos que están a la espera de ser iluminados.

Por supuesto, una vez recorras ese camino y descubras la mejora en tu ser, te percatarás de una leve sonrisa que se instala en tus as. Esa sombra del pesimismo y victimismo, empezará a desvanecerse.

Y luego, cuando hayas conquistado las montañas de tu interior, podrás entonces volcar tu mirada hacia tu familia.

Con la empatı́a aprendida en tu viaje interior, podrı́as aliviar sus pesares, sufrimientos y desafı́os. Imagina la posibilidad de que aquellos a los que amas, vivan en un entorno más sereno, más cómodo. Eso podrı́a traer paz a tu vida, si estás dispuesto a pagar el precio:

Renunciar al resentimiento y amargura que la vida tantas veces nos presenta en bandeja de plata.

Y quizás, cuando los rostros de tu familia reluzcan con un poco más de alegrı́a, podrı́as plantearte el noble reto de impactar positivamente a tu comunidad. Pero recuerda, todo empieza contigo mismo, en esa quietud interna que resulta ser la más estruendosa de las batallas.

Todo comienza contigo y cada dı́a estoy más convencido de que tambié n termina contigo.

Termino con este pensamiento final, una pincelada de sabidurı́a para que la lleves contigo en el lienzo de tu vida: trasciende tus penas, no permitas que las garras del sufrimiento transformen tu existencia en un lastimoso lamento, en una víctima de los caprichos del destino.

Elige tu cruz, transciende tu sufrimiento y llevala al monte de tu destino.

Atrévete a dudar.

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